Programas educativos basados en el riesgo para la resiliencia

Las crisis —como los conflictos, los desastres naturales, el cambio climático y otros peligros, perturbaciones y tensiones— tienen un impacto devastador en las personas y los sistemas, y pueden impedir que los Estados alcancen sus objetivos de desarrollo. En los últimos 20 años, los desastres naturales han afectado a aproximadamente 4400 millones de personas y han causado pérdidas económicas por valor de 2 billones de dólares estadounidenses. A finales de 2016, 65,6 millones de personas se encontraban desplazadas de sus hogares debido a la guerra, la violencia y la persecución. Los niños se ven afectados de manera desproporcionada por las crisis y, a menudo, se les priva de necesidades básicas como la educación, la atención médica y la vivienda. Si bien los enfoques actuales de desarrollo y ayuda humanitaria en contextos afectados por peligros desempeñan un papel importante en la mejora de las condiciones de vida, la evidencia demuestra que no son suficientes para garantizar los derechos de todos los niños. A lo largo de todo el espectro de las actividades de desarrollo y ayuda humanitaria, las políticas y los programas deben basarse en la evaluación de riesgos para contribuir a que las poblaciones sean más resilientes y los servicios sociales estén mejor preparados para afrontar los ciclos de crisis.